lunes, mayo 19, 2008

I see trees of green...

Cae la noche sobre la ciudad, y, acompañado por una taza de té caliente, me siento, una vez mas, ante la pantalla. Respiro profundamente, abrazo la taza con las manos y bebo un pequeño sorbo. Quema. La bombilla de bajo consumo que hay en el techo emite un zumbido imperceptible, tranquilizador. Cierro los ojos.

Siempre me ha gustado escribir, dibujar, y soñar. Recuerdo una escena de infancia, en casa de mi abuela, en la que por aquel entonces vivía aún mi tio José, en una pequeña habitación que olía a tabaco y a libros antiguos. En las paredes se apilaban toda suerte de objetos extraños y misteriosos, pequeños tesoros y verdaderas antigüedades. Rollos de cine, fotografías, maquetas, juegos de mesa, muñecos, comics y discos... mirase a donde mirase podía encontrar algo maravilloso y especial que curiosear. A veces, y solo a veces, cuando la visita terminaba y mi madre llamaba desde el salón, mi tío se volvía con calma hacia alguno de los estantes y cogía algo con sumo cuidado. Mis ojos se iluminaban. "Para tí", decía mientras me ofrecía alguno de sus objetos con una expresión bondadosa en la mirada. Esos dias eran especiales.

Entre las cosas que conservo de aquella época se encuentran el manual básico del juego de rol del Señor de los Anillos, un ejemplar del Hobbit, un tablero de Heroquest, varias revistas de ciencia-ficción de los 80 y una caja de madera llena de muñecos de plomo. Pero, por encima de todo, conservo con sumo cuidado el recuerdo, la imagen viva de la habitación mágica que no se irá jamás de mi mente. Si me concentro un poco puedo volver alli, a sentarme en un rinconcito y mirar ilusionado cómo mi tío proyecta en la pared un corto del pato Donald con su viejo Cinexin.


4 Comments:

Blogger Actias isabellae said...

http://intercambia.net/conversaciones/viewtopic.php?t=269&sid=8ea2ed7de4755637183139c0b02bf388
Para reflexionar sobre el consumo:
www.consumehastamorir.com
En esta web y en la anterior hay muchos documentos y links hacia otros mundos interesantes.

Gracias por tu interés.

Veo que tú también tienes guardada en tu línea del tiempo un espacio para la nostalgia de la infancia, y ¡y,qué infáncia!. EL cinexin,...
Quizás en alguno de los mercados encuentres alguno,...
suerte y bienvenido!

9:53:00 a. m.  
Blogger Auberon said...

La casa de mis abuelos sigue casi igual que la deje. Según viajo hacia atrás en el tiempo puedo ver como cada pequeño detalle cobra contraste, gana relieve y comienzan a aparecer tijeras, recortes, colecciones, libros y muchos tipos de pegamentos y colas sobre la triste mesa ordenada de ahora. Cajas de herramientas y los mejores juegos de mesa que jamás se hicieron todo un misterio de pekín.

Al releerme tu post he rescatado grandes pedazos junto a mi abuelo quien puedo decirte es el gran chamán de mi infancia que decora de deliciosa morriña cada cuadro que conservo de mi estancia en esa casa.

7:47:00 p. m.  
Blogger aRbert-2 said...

La casa de mi abuela estaba en la calle Feduchi, aunque esto es algo que he aprendido ya de mayor.

La vendieron cuando yo tenía 4 o 5 años.

Recuerdo con sumo cariño el olor de las escaleras, la altura (que para mis cortas piernas de niño era mucha)de los gastados escalones de mármol amarillento, el olor de la casa, el papel de la pared, los cojines de croché, pilas gastadas con logotipos antiquísimos, armarios oscuros... y sobre todo una sensación de misterio y curiosidad inusitada.

Yo nunca llegué a vivir en esa casa. Pero cuando iba, la experiencia era tan intensa que aún puedo verlo en mi cabeza con gran detalle...

Posiblemente daría todo lo que tengo (o casi todo) por pasar un día en aquella casa y aquél tiempo.

Un abrazo!

aRbert-II

4:56:00 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

coño! que tio más feo

5:45:00 p. m.  

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