martes, marzo 15, 2005

Espejo de Cristal

Cuando Galaad entró en la sala del trono se encontró a si mismo reflejado en un espejo que cubría una de las paredes de la estancia. Lo que le extrañó no fué la tenue luminiscencia que despredía su otro yo, sino el hecho de que la habitación continuase mas allá de los bordes del espejo. Lo único que se reflejaba era su propia figura. Se acercó, preguntandose a qué nuevo sortilegio del Matemago iba a tener que enfrentarse. Cuando estaba a menos de dos metros de la pared, se dió cuenta de que lo que en un principio creyó un reflejo propio era, en realidad, una chica. Como podeis imaginar se quedó de piedra durante un buen rato, al igual que ella. Los dos iban vestidos igual, con sus túnicas rojas del ejercito escarlata, y sus espadas al cinto. Los dos se movían de la misma forma, y tenían ese brillo en la mirada que los diferenciaba del resto de los habitantes del mundo medio.

La chica tenía todo cuanto Galaad podía desear. El pelo color azabache, los ojos oscuros y profundos, los labios finos y sonrosados. Se acercó unos pasos, al igual que ella, intentando comprobar que lo que tenía delante de sus ojos no era una ilusión, un espejismo. Y allí estaban, sólos los dos en medio de la cíclopea estancia, separados por un espejo mágico. Su mano se posó sobre la fría superficie de cristal, intentando tocar la de ella. Imposible. Entonces vió su propia expresión apenada, al otro lado, suplicando que aquello no fuese mas que una siniestra ironía del destino. Entonces sonó una risa en lo alto, más allá de las cúpulas de marfil, una risa siniestra que se reía de el, y de todo cuanto había perdido para llegar hasta allí.

-¿¡Por que me haces esto!? ¿¡Acaso no tuviste bastante con petrificar a Percival y a Taro!? Maldito seas... - Golpeó la superficie del espejo, y su puño chocó contra el de la chica, que lloraba al otro lado. Entonces escuchó un fuerte golpe, que venía de la puerta principal del castillo. Alguien la había cerrado para siempre, dejandole encerrado. Galaad y la chica cayeron al suelo, destrozados, sollozantes y hundidos, intentando abrazarse sin poder hacerlo.

Dicen las leyendas que sigue allí todavía, sentado en el suelo contemplando a su otra mitad, a su alma gemela, buscando el modo de poder unirse a ella en un abrazo sin fin, y, una vez tras otra, encontrandose de bruces tán solo con la fría superficie del cristal maldito, y condenado eternamente a estar solo, y acompañado al mismo tiempo.


Este podría ser el final de una historia que estuve escribiendo el año pasado, que cuenta las aventuras de un guerrero que parte en pos de su prometida, secuestrada por un matemago. Quizás algún día la publique aquí para que podais leela.

4 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Me encanta!
Es lo más bonito que he leido en muchísimo tiempo! Tanto es así que me gustaría hacer una ilustración del guerrero frente al espejo con la mano puesta sobre la de ella, separados por el cristal.....que historia más maravillosa.
Sería un magnifico comic para hacer....
Joer! Es pecioso!

7:44:00 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Sencillamente genial!!!!!!!

Ni en los libros que ultimamente me leo se expresan tantas sensaciones (no se si porque esos libros son muy malos o tu eres muy bueno).
Mu gusta muxo.
Has pensado en ganarte la vida de escritor.........yo creo que serias bastante bueno ^^.
Hasta pronto.

12:46:00 p. m.  
Blogger Zaloran said...

Ey! Muchas gracias a los dos! Tán solo escribo las cosas que pasan por mi mente, casi no puedo evitarlo. ¿Quien eres, anonymous? ¿Nos conocemos?

11:04:00 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Me encanto... :)
Eres un angel encantador, y muy talentuoso! (K)MUAKS!

2:30:00 p. m.  

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