miércoles, marzo 09, 2005

Traiciones

Dicen que el ciego que no ve mas allá de su propia ceguera no alcanzará jamás el Nirvana. Es muy posible que la ceguera esté provocada por una simple venda sobre los ojos, pero si no se conoce la existencia de dicha venda, no se puede hacer nada. Afortunadamente a veces, y solo a veces, aparece alguien que te ayuda a reparar en su existencia. Y es entonces cuando por fín se ven las cosas con claridad.

Hasta hace no mucho pensaba que, en algunos aspectos, debo ser una persona extremadamente mezquina, digna de ser odiada por algunos debido a mis acciones. Tenía esa firme convicción debido a que, desde hace un tiempo, una persona a la que quise mucho en otra época no se digna siquiera a mirarme, y, no contenta con eso, expande rumores falsos, intentando quizás hacer más daño todavía. "Todo esto debe tener una explicación", me dije a mi mismo. Efectivamente, la tiene. Pero se encuentra a kilometros de distancia de la que pensé en un principio.

De las experiencias traumaticas se aprende, pero ¿Como puedo aprender algo si tán solo conozco un punto de vista? Es prácticamente imposible, pues entran en juego factores externos que ni siquiera podía llegar a imaginar. Supongo que muchos no entenderán a qué me refiero, pero, al menos, sabed que me he quitado un gran peso de encima, una losa de cemento que venía cargando desde finales del curso pasado, y que, por fin, y gracias a una persona a la que conozco desde hace poco, pero que me ha demostrado valer más que muchas , he conseguido hacer desaparecer.
Mas vale bueno por conocer, de eso no me cabe la menor duda.

Mil millones de gracias a tí, de todo corazón.
Hasta mañana.